La
variedad y el alcance de todas las formas de violencia contra los niños y niñas
apenas ahora se están haciendo visibles,
así como la evidencia del daño que hacen.
El
Informe Mundial sobre la Violencia contra niños y niñas documenta los
resultados y ecomendaciones del proceso del Estudio del Secretario General de
las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños.
Está
basado en el modelo del Estudio sobre el Impacto de los Conflictos Armados en
los Niños, preparado por Graça Machel y presentado a la Asamblea General en 1996
y sigue los lineamientos del Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud de
la Organización Mundial de la Salud publicado en 2002.
El
informe oficial ha identificado varios principios clave que están reflejados en
sus recomendaciones:
•
Ninguna forma de violencia contra los niños y niñas es justificable. Nunca
deben recibir menos protección que los adultos.
•
Toda la violencia contra los niños y niñas es prevenible. Los Estados deben
invertir en políticas y
programas
basados en evidencias para abordar los factores causales de la violencia contra
los niños.
•
Los Estados tienen la responsabilidad primordial de hacer que se respeten los
derechos de la infancia a la protección y al acceso a los servicios y prestar
apoyo a la capacidad de las familias para proporcionar cuidados a los niños en
un entorno seguro.
•
Los Estados tienen la obligación de garantizar que los que cometan actos de
violencia rindan
cuentas.
•
La vulnerabilidad de los niños a la violencia está relacionada con su edad y
capacidad en evolución. Algunos niños, debido a su género, raza, origen étnico,
discapacidad o condición social,
son
especialmente vulnerables.
•
Los niños y niñas tienen derecho a expresar sus opiniones y a que éstas se
tengan en cuenta en la aplicación de políticas y programas.
Un
punto importante es dar prioridad a la prevención, por lo que es esencial
dedicar recursos a la intervención una vez se ha producido la violencia, los
Estados deberían asignar recursos adecuados a abordar los factores de riesgo y
prevenir la violencia antes de que ocurra.
Las
políticas y los programas deberían abordar los factores de riesgo inmediatos, como
la falta de apego de los padres a los hijos, la desintegración de la familia,
el uso indebido de alcohol o drogas y el acceso a armas de fuego.
Además,
se deben promover valores no violentos y generar conciencia, por lo que la
sociedad civil debe
procurar transformar las actitudes que aceptan o consideran normal la violencia
contra los niños y niñas, incluidos los papeles de género estereotipados y la
discriminación, la aceptación de los castigos corporales y las prácticas
tradicionales dañinas.
Es
de resaltar la creación de sistemas de
denuncia y servicios accesibles y adecuados para los niños y niñas, por que los
Estados deben establecer mecanismos seguros, bien publicitados, confidenciales
y accesibles para los niños, sus representantes y otras personas para denunciar
la violencia contra los niños.
Estas
y otras recomendaciones se encuentran en este estudio, que debe ser la base
para las políticas de prevención que se implementen en favor de los niños.
Pueden
encontrar el informe completo en: www.crin.org/docs/Informe_Mundial_Sobre_Violencia.pdf
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